La adolescencia suele ser una etapa difícil para cualquiera, pero cuando padeces de epilepsia el nivel de dificultad es un poco más alto.
Es un momento de grandes cambios, nuevos desafíos y algunas tentaciones peligrosas (cosa de la que hablaremos hoy). Cuando eres niño y tienes epilepsia, los riesgos y las inseguridades que acompañan a este período son mayores.
Como saben tengo epilepsia desde los 10 años, así que desde hace mucho sé que puedo y que no hacer en ciertas situaciones. Como: trasnocharme, estresarme, pasar mucho tiempo frente al tv o computador, beber alcohol y ni siquiera mencionar la palabra droga.
¿Qué adolescente hoy en día no hace alguna de estas cosas y más en esta cuarentena? Estoy segura que cualquier persona experimentará alguna de estas situaciones en su adolescencia y el evitarlas será un gran reto para el que padezca epilepsia.
Yo no fui la excepción, muchas veces me trasnoché, veía mucha televisión y computador (cosa que me llevaba a discusiones con mi mamá porque yo no comprendía porque no podía hacerlo), ingerí alcohol y obviamente, esto conllevaba a convulsiones. Sin mencionar que era una persona muy estresante.
Sin embargo, pienso que, si yo no hubiera accedido a esas tentaciones nunca hubiera sabido que se siente, pero también pienso que si no lo hubiese hecho me habría evitado muchas convulsiones.
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Pongámonos a pensar ¿nuestra vida se afectará si no nos dormimos un poco más tarde? ¿se acabará si no vemos todos los episodios de nuestro programa favorito? ¿o si no jugamos en el computador más de 5 horas? ¿o mas nos afecta si a causa de una de estas acciones se propicia una crisis?
Como conté antes, en una fiesta con mis amigos tomé mucho alcohol, adicionalmente a esto me trasnoché. Eran las 4:00 a.m y todavía estaba bailando, tomando y lo peor era que mi medicina me tocaba a las 5:00 a.m ¡¿Qué podría salir mal? Como era de esperarse, convulsioné. Claro está, mis amigos me auxiliaron, llamaron a mis padres, gracias a dios no me paso nada malo. Desde ahí dije “¡no vuelvo a tomar más nunca!”.
Como esta historia puedo contarte muchas, pero como adolescente que fui sé que jamás se aprende en cabeza ajena. Sin embargo, puedo darte consejos que he adquirido con el paso del tiempo y que me hubiese encantado saber en su momento:
ESCRÍBELO TODO: Esto te va a servir para conocer tus desencadenantes y saber que te lleva a una convulsión y que no. Así como a mí el estrés me lleva a una crisis, puede que para ti sea, supongamos, el jugo de naranja. Mientras más escuchas y conoces a tu cuerpo, más posibilidades tendrás de evitar un ataque epiléptico.
ERES DIFERENTE: Así como el resto de las personas que habitan este planeta y eso es lo que nos hace ÚNICOS. Recuerda siempre que el hecho de que tengas epilepsia no quiere decir que eso es lo que tú eres.
Como dije al principio la adolescencia es difícil y más cuando padeces epilepsia, pero puedo decirte que así como tu estas pasando por una etapa de cambios y descubrimiento de quién eres realmente, muy seguramente tus amigos, compañeros de colegio, están en la misma situación. Entonces, no te compares, no te cuestiones tanto y no te dejes influenciar porque nadie conoce más que tú ese estremecimiento que sentimos cuando tenemos una crisis.
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